Por: Gabi Blanco

Para Vormel.
Estoy completamente de acuerdo con que el Estado debe de estar apartado de cualquier clase de implicación ‘espiritual’, más allá de legislar sobre las cuestiones económicas relacionadas con la práctica religiosa (pago de los impuestos correspondientes, etc). Pero no con lo de la laicidad del Estado. Creo que una cosa es la aconfesionalidad y otra la laicidad.
Yo estoy bautizado porque era lo normal, pero no he bautizado a mis niños gemelos (tienen 2 años y medio). Ya decidirán ellos libremente si quieren hacerlo o no, en el catolicismo o en lo que les de la gana. Como no creyente, quiero que se respete mi derecho a pensar que no existe deidad superior alguna, pero también respeto la opinión o inclinación del resto de las personas a creer en aquello en lo que crean, sin estigmatizarlas (ni mucho menos odiarlas).
Y ese es el pecado que demuestran todos los “frikilaicos”. No buscan que se respete su derecho al agnosticismo, sino la destrucción total de todo lo que huela a religión (exclusivamente católica, aclaremos), incluyendo a quienes la practican.
En definitiva, es una cuestión de respeto y tolerancia. Todos pudimos ver lo que sucedió en la JMJ, quiénes supieron comportarse y quiénes no. Lo de la manifa laica en pleno jueves santo es otra muestra de ello. Afortunadamente (con toda lógica, por otro lado) se les ha prohibido realizarla.
Espero que puedas leer este mensaje antes de que Shangay lo elimine por homófobo, machista o racista…
Saludos.